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jueves, 24 de abril de 2008

Se derrumba la imagen de Cristina: cae al 29%

Un trabajo de la consultora Graciela Romer afirma que la imagen de la presidenta estaba en 36 cuando estaba en pleno conflicto con el campo y cayó 7 puntos en los días de negociación. El 67 por ciento de los encuestados la ubica entre regular y negativa.
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La tormenta desatada entre el gobierno y el campo caló profundo en la imagen de Cristina Kirchner. Así lo revelan los números de un trabajo de una consultora no conocida especialmente por su falta de “simpatía” con la Casa Rosada, por lo cual cobran las cifras mayor relevancia.

La consultora Graciela Römer elaboró un trabajo que aún no fue publicado oficialmente –seguramente sea tapa de algún diario el fin de semana-, pero que igualmente la misma socióloga y titular de la empresa Graciela Römer & Asociados soltó algunas cifras del trabajo como adelanto.

En diálogo radial con Víctor Hugo Morales por Continental, Römer afirmó que “hoy la presidenta tiene 29% digamos de imagen positiva, 41% de regular, y 26% de negativa. Lo que predomina claramente es la imagen regular”.

También lo comparó con un trabajo anterior que refuerza mejor la idea de la dramática caída en la imagen presidencial: “La encuesta que nosotros publicamos hace aproximadamente 20 días cuando estaba en plena tensión la negociación entre Nación y el campo, estaba entre en 35-36 por ciento, tenía 38 cuando medíamos Capital Federal y Gran Buenos Aires y bajaba al 35 cuando incorporábamos los datos del interior del país”. Lo que marca una caída de unos siete puntos en poco más de dos semanas.

“El dato es la asintonía entre Cristina Fernández y el resto de la población”, explicó la analista. Y siguió: “El asunto con el campo dejó en evidencia un malestar generalizado en otros sectores, logrando inéditamente que el campo y la ciudad se hermanaran. Me parece que ese cacerolazo tiene menos que ver con una problemática del campo precisa. El malhumor está dado por muchas cosas. Hay una merma de las expectativas que vinculaban a la expansión del país con la propia economía de bolsillo. El tema de seguridad sigue estando vigente y el impacto inflacionario”.

Römer hizo especial hincapié en este punto, el cual también tomó ayer el consultor de Sergio Berensztein de Poliarquía, -“el sector de la sociedad que más está sufriendo una especie de shock de la realidad son los jóvenes, que no tienen mucha experiencia con la inflación", afirmó-. “Los principales problemas, la inseguridad sigue en primer lugar, y en segundo lugar que antes ocupaba el desempleo, aparece la inflación. Esta es la madre de todas las batallas”, dijo Römer.

”Un 27% de la población dice que la situación económica es buena”.”El 53% había votado al Frente para la Victoria. Un tercio de este segmento tiene hoy que el gobierno está orientado hacia un rumbo equivocado”, dijo la socióloga, y agregó que “el gobierno de Cristina generó fuertes expectativas, que hoy están en retroceso. Se observa que estas demandas que se le pedían al gobierno de Cristina, que era continuidad con cambio”.

“Cristina Fernández necesita recrear expectativas acerca que ha inaugurado una nueva etapa” cerró lapidaria.

La Economía

Pero el trabajo de Römer no apunta sólo a una cuestión política. Así como hacía mención al tema de la inflación, sacó cifras para explicar cual es la sensación de los encuestados en relación a la economía del país.

Cuando la consultaron sobre la opinión de los encuestados en relación a la situación económica actual, Römer explicó que “hay un 27% de la población que dice que es buena, 47% que es regular y un 35% que es mala” y que “también acá ha habido una retracción en la evaluación de la situación económica del país”.

“Cuando uno pregunta si la presidente Kirchner está llevando al país en una dirección correcta o equivocada, 37% dice en la dirección correcta y un 53 equivocada”.

“Yo creo que el tema de la inflación recorre el conjunto de los sectores sociales y sin lugar a dudas son los sectores medios, los más afectados objetivamente, en términos de expectativas y de temores, lo que nosotros hacemos, lo que nosotros hemos (notado), que son los sectores medios los que hoy están más preocupados”, explicó Römer.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

ey gente... les sale los pelos por todos lados, son muy gorilas.

Anónimo dijo...

nadie puede querer a esta mina.
ANDATE CRISTINA

Anónimo dijo...

Este es un medio de libre participación y expresión, tanto para los que publican como para los que comentan; y si este medio tiene un beneficio es que no pueden pagarle a D'Elia y sus muchachos para que vengan a patotearnos, no? jajaja.

Anónimo dijo...

No me siento una persona "perofóbica"; es decir, no le tengo fobia a los peronistas.
Por otro lado, no concuerdo con la utilización actual del término "gorila" para todo aquel que no está de acuerdo con la doctrina y las acciones del peronismo.
Ahora bien, si no estar a favor de la violencia, del autoritarismo, de la mafia, de los punteros que hacen todo a cambio de plata; si pensar que se puede hacer política para mejorar la vida de nuestros compatriotas sin tener en cuenta qué beneficio personal se puede sacar; si todo eso es ser gorila; entonces te cuento que tenés razón, soy muy gorila.

Anónimo dijo...

El viernes no fue un día más para Cristina Fernández. Después de guardar los resultados durante casi una semana para evitar una rabieta de proporciones, sus colaboradores le acercaron la encuesta que el propio gobierno nacional había hecho confeccionar. La imagen positiva de la jefa de Estado había caído al 36 por ciento.

Entre las razones del descenso estaba el campo, claro, pero también la inflación y la inseguridad. De todos modos, esos números resultaban considerablemente mejores que los que arrojan las mediciones solicitadas desde otros ámbitos políticos.

El sondeo encargado por el macrismo dio al tope de la consideración pública a Daniel Scioli, con 72 puntos (un capital que en los últimos días ha comenzado a menguar). Le seguían Mauricio Macri, con 60; Néstor Kirchner, con 47, y, por fin, la primera mandataria, con 32.

El muestreo pedido por Hermes Binner reveló para ella 27 puntos positivos, con algunas curiosidades: el piso estaba en la zona de Santa Fe, donde la Presidenta arañaba los 14.

El promedio subía gracias a los primeros cordones industriales del conurbano bonaerense y a la tracción ejercida por la figura de su esposo, mejor posicionada pese a que también él comienza a dar signos de deterioro. Quizás esos datos animaron al santafesino a comentar con dureza que no hace falta un gobierno de dos. Para un cuarto y muy experimentado consultor, la imagen del ex presidente se ubica en su nivel más pobre desde 2003, con un 40 por ciento.

Kirchner no pasa por alto esos datos. Se siente a sus anchas con la estrategia de la tensión y cree que –a la manera de Carl Schmitt– la política no es otra cosa que el producto de la dualidad “amigo-enemigo”.

Acelera los tiempos porque entiende que es el momento de plantear la confrontación: el poder no ha sufrido aún deserciones importantes y la oposición carece de líderes capaces de conducirla. Pero sabe que esa situación no es eterna. Contra quienes lo consideraban un general en retiro, Eduardo Duhalde está otra vez en el centro del tablero.

El bonaerense no rehúsa la responsabilidad pero actúa con cautela. “Soy una carta para las crisis –dicen que dice–, pero hay que buscar un hombre para el futuro”. Y entre los candidatos coloca a Felipe Solá, con quien mantenía desde 2005 un público desencuentro.

En las últimas semanas aquellas heridas parecen haber comenzado a cicatrizar. Atentos a esos movimientos, los kirchneristas, en una acción preventiva, se dispondrían a contarle las costillas sacando a relucir expedientes judiciales.

Es que el tiempo de tregua con el campo no disipó la crispación. Al revés, se pobló de rumores y operaciones que intoxicaron más que el humo. Se sostiene que funciona una “mesa” de inteligencia dedicada a monitorear al ruralista entrerriano Alfredo De Angeli. Habrían fotografiado sus campos para verificar las superficies sembradas, cotejado sus tarjetas de crédito y las de sus hijos, también las declaraciones juradas.

Circula la sugerencia de hurgar en los expedientes relacionados con Ernestina Herrera de Noble y sus herederos, llueven citaciones sobre los pueblos para castigar a los que participaron en cortes de ruta (una veintena llegó sólo a Trenque Lauquen), el fiscal federal Guillermo Marijuán coloca ante los tribunales a De Angeli bajo figuras penales de discutible encuadre, la causa por los incendios en la zona del Paraná sigue una ruta sorprendente. En el horizonte se dibuja una tendencia inquietante a judicializar la disidencia.

Un ex funcionario, hoy en la oposición, confía sus temores: “Lo que nos vemos venir es que para los ruralistas hay Ley de Abastecimiento; para los medios, Ley de Radiodifusión, y para nosotros, Ley de Defensa de la Democracia”.

El cuadro justicialista no disimula su preocupación ante el confuso manejo de la renuncia de Martín Lousteau y el casi simultáneo discurso del ex presidente Néstor Kirchner en Ezeiza: “Fue un discurso peronista, pero peronista ortodoxo. Tuvo todos los ingredientes: el retrato de Lorenzo Miguel, la afiliación de Diego Maradona, las menciones de Ezeiza y el 17 de Octubre, la recordación de Evita”.

El esposo de la Presidenta, sin cuidar las formas, lanzó dardos contra el ministro de Economía, el veneno hizo efecto poco después. Aseguran que el santacruceño conminó a Cristina Fernández a desalojarlo del gabinete. La presidente dudaba.

Era de la idea de esperar unas semanas –hasta el 25 de mayo– y recién entonces proceder al recambio. La discusión, cuentan, se hizo trabada y áspera; Kirchner mandó llamar a Alberto Fernández. Por supuesto, se impuso su opinión. “Fue de buenas a primeras, el jueves –argumenta el veterano político–. Y si no, dígame: ¿cuándo renuncian los ministros de Economía? Los viernes, después del mediodía, al cierre del mercado.”